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¿Cómo recuperar y mejorar los buenos hábitos alimenticios tras las vacaciones?

  • Actualidad

La Organización Mundial de la Salud define el concepto de Salud como un estado general de bienestar. Además de la no presencia de enfermedades, se debe tener en cuenta el estado físico, mental y social de la persona.

Es por ello, que se ve condicionado por diversos factores como: la actividad física diaria, el descanso, entorno, la higiene, y, por supuesto, la alimentación (Organización Mundial de la Salud, [OMS], 2013).

 

Para adoptar hábitos nutricionales correctos, es imprescindible tener el conocimiento sobre cómo llevar una dieta equilibrada y variada, que ayude a prevenir patologías. Sobre todo, tras las vacaciones de verano, que implican días de excesos alimentarios y más inactividad.

Sin embargo, disponer de esta información no supone que la incorporemos de manera fácil a nuestras vidas. Por lo que se hará un repaso breve de los hábitos dietéticos correctos y de aquellos factores que dificultan implementarlos.

 

1 Recupera la rutina y horarios habituales:

Los meses de verano en los que tendemos a levantarnos y desayunar más tarde, los viajes a la playa o al campo que descontrolan los horarios de las comidas y la organización, y lo que supone la vuelta a las nuevas rutinas de colegio y trabajo, pueden determinar una readaptación de horarios y comidas en el entorno familiar.

Solución: Ir poco a poco, instaurando gradualmente esos hábitos de vida saludables que teníamos en los meses de invierno. Siendo conscientes que nos aportan beneficios a nivel de salud mental, físico y social.

 

2 Ajuste paulatino de las cantidades: Método del Plato Saludable.

Tras los excesos y descontroles en las vacaciones. Las comidas copiosas como barbacoas, festejos o picoteos, es importante ir ajustando de nuevo las cantidades a las que solemos acostumbrar. Además de permitir planificar tus menús para no caer en la tentación de comer alimentos poco saludables.

Solución: Como apoyo orientativo, es el Método del Plato Saludable. Que permite incluir, de una forma visual y esquemática, todos los macronutrientes necesarios para realizar una comida completa, variada y equilibrada.

  

3 Favorece los tipos de cocción y consumo de ciertos alimentos:

Durante el periodo estival la despreocupación, las comidas tardías y los planes sociales pueden determinar la frecuencia de consumo y método de cocinado de ciertos alimentos poco beneficiosos.

Solución: Aprovechando la instauración de los nuevos horarios y hábitos, es el momento de apostar por aquellas recetas a la plancha, horno y vapor. Aumentar el consumo de verduras y frutas, cereales y derivados integrales, así como elección de grasas saludables: aceite de oliva virgen extra (AOVE), aguacate, frutos secos…etc. Al igual que controlar la cantidad de sal y eliminar el consumo de salsas u otros perjudiciales para nuestra salud.

 

4 Reducir el consumo de alcohol:

Los días de calor y la disponibilidad de más tiempo para sociabilizar, hacen que muchos de los planes se realicen en entornos como las terrazas de los bares y chiringuitos. Por lo que el consumo de alcohol puede dispararse y estar fácilmente presente en nuestro día a día.

Solución: Se debe apostar por la ingesta de agua e ideas que puedan hidratarnos. Ir reduciendo el consumo de alcohol al que el cuerpo se ha acostumbrado en estos meses de verano.

Ideas fáciles son los granizados, limonadas, infusiones e incluso zumos de frutas de temporada caseros. Sin adición de azúcares ni otros ingredientes que pudieran aportar calorías vacías ni alcohol.

 

5 Vuelta al ejercicio físico:

En el verano siempre hay un pequeño parón de nuestras rutinas de actividad física. Y nuestro rendimiento y estado corporal puede verse algo mermado.

Solución: Aprovechando que aún los días son largos y las temperaturas se aclimatan, una muy buena opción es caminar diariamente. Llegar, al menos, a los 10000 pasos/ diarios. Bicicleta, patines, nadar en el mar o la piscina, serían unas buenas alternativas. Si aún no realizamos ejercicio en el gimnasio o hemos retomado los hábitos en casa.

 

6 No hacer cambios bruscos en la alimentación:

Por último, pero no menos importante, es saber comer bien. Instaurar todos los puntos que hemos comentado, pero sin hacer locuras en nuestra alimentación. Muchas de las alternativas fáciles son las dietas milagro. Que luego tienen repercusiones a nivel de salud en la persona.

 Solución: Ir paulatinamente, siendo consciente de lo que es mejor para nuestro cuerpo. Buscar las alternativas mejor adaptadas a nuestra condición.

 

El apoyo de un profesional, Médico o Nutricionista cualificado puede ser beneficioso en esta nueva implantación efectiva de hábitos de vida saludables.

   

Nerea Martín Santa
DIETISTA-NUTRICIONISTA

Nº Col. AND-01119

 

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