: “¿Por qué engordo si como lo mismo?”: el papel oculto de las hormonas y el estrés en el peso corporal
"Sigo comiendo igual, pero cada año peso más". Esta frase se repite en consultas de endocrinología con más frecuencia de lo que imaginamos. La idea de que engordamos solo por comer en exceso o no hacer ejercicio es simplista. En realidad, las hormonas, el estrés crónico y el sueño de mala calidad pueden influir profundamente en el metabolismo y el peso corporal.
El cortisol: la hormona del estrés que engorda
Cuando vivimos en estado de alerta permanente, nuestro cuerpo libera más cortisol. Este exceso puede alterar la distribución de la grasa (favoreciendo la grasa abdominal), aumentar el apetito y alterar la insulina. Lo peor: muchas personas ni siquiera son conscientes de que están estresadas.
La resistencia a la insulina: el enemigo silencioso
Aunque los niveles de glucosa en sangre estén "normales", algunas personas desarrollan resistencia a la insulina. Esto significa que su cuerpo necesita más insulina para controlar el azúcar, y esta hormona tiende a almacenar grasa, especialmente en la zona abdominal.
La tiroides: ni lenta ni rápida, sino desajustada
Incluso pequeños desequilibrios tiroideos pueden afectar al peso, al ánimo y al metabolismo. Un hipotiroidismo leve no diagnosticado puede ralentizar la quema de calorías sin que la persona cambie sus hábitos.
Sueño, edad y microbiota: los factores invisibles
Dormir mal afecta a las hormonas que regulan el hambre (leptina y grelina). Además, con la edad, el metabolismo baja. Y la microbiota intestinal también juega un papel: ciertas bacterias promueven la extracción de más energía de los alimentos.